Y llegó el día de estrenar mi bici nueva, me lavanté temprano a eso de las 06h00 para lo que cual cenicienta tuve que retirarme antes de las 12pm del sábado de una reunión con unas amigas en el malecón, si no, no me levantaba. Aunque la convocatoria era a las 07h30 en la repsol frente a la terminal terrestre, llegué a las 08h00 y eso gracias a que me fue a dejar mi hermano en el carro; entre que esperábamos a que lleguen todos (incluída cierta persona la cual dijo que iba pero no se dignó en contestar ninguna de las casi 20 llamadas que le hice por lo menos pa decir que ya no iba) terminamos saliendo a las 08h45; el cielo anunciaba que sería un día fresco con poco sol, lo cual me alegraba un poco.A pesar de avanzar tan solo a unos 70 Km/h el viaje es ameno, los asientos del camioncito que nos transporta se miran de frente, lo que hace que se forme una especie de salita que invita a que nuestros compañeros empiecen a contar anécdotas personales pero por sobre todo añoranzas de otros ciclopaseos.
Por lo temprano (para ser domingo) de la partida desde Guayaquil, era imprescindible parar a desayunar en los típicos y rústicos comedores al borde de la carretera; en esta ocasión son el café con humitas los que nos proveerán, perdón los que les preoveerán (yo preferí tres funditas de rocklets) de energías para el trayecto en bici que nos espera. La parada no toma más de 20 minutos y continuamos a nuestro destino.
Llegamos a Naranjal lo que implica que estamos
A los pocos metros recorridos me doy cuenta que este trayecto será muy exigente, sobre todo para los que no cuentan con amortiguación en sus bicis,
Al llegar al recinto Jaime Roldós nos está esperando el grupo de avanzada; es momento de reagruparnos. Aprovechamos para conocer un poco de este recinto compuesto por tres calles, la principal y dos transversales mas los infaltables: El parque con canchas múltiples, la iglesia, la escuela y el río. Y ahora sí, una vez reagrupados emprendemos la última cuarta parte del trayecto hacia las aguas termales que nos esperan unos 200 metro más arriba.
El retorno fue tortuosa e igualmente disfrutado, en algunas bajadas sentí que mis riñones habían intercambiado de posición con mis pulmones, pero son de esas cosas que son difíciles de explicar el porqué se las disfruta; algunos prefirieron evitarlo y regresar en el camioncito, pero estoy seguro de que se arrepintieron de eso. Al llegar de vuelta al recinto Jaime Roldós, por lo agotado casi me siento a esperar a que pase el camión y me de el aventón, pero por suerte encontré gatorade en una tienda, suficiente para llegar hasta la cerretera principal.
Al final fueron 34Km recorridos (17km por cada sentido), llegamos a Guayaquil casi a las 20h00 ya que volvimos a parar en el camino a picar algo. Fue una jornada totalmente positiva a pesar de que mi pobre bici ya quedó con marcas, que ni siquiera se las hice andando, ni cuando me fuí de oreja pasando uno de los esteros, sino por cómo venían transportadas, pero en fin... lo bueno es que la bici pasó la prueba, se siente la diferencia, valió la pena el gasto.
Veremos como me va el próximo domingo en los 100 Km a Vinces; por ahora sé que es terreno plano. El que quiera más información del viaje a Vinces o más fotos del ciclopaseo a las aguas termales las puede obtener en: ecuadoraventura.org
Ahí se ven!!!
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